Como un insecto.
Ni ella en dos pies se sostiene ¿Qué le puedo pedir, a un alma con sueño? Si ni ella misma se puede.
Cae a cada levante, resiliente y vuela en el descanso.
¿Qué le puedo pedir a mi alma dormilona si ni hierro posee?
Se levanta, se levanta si porque le teme a las cosas peores y se inclina a la vida que vivir la deja.
Y con tanta incertidumbre, destino, que mal augurio será el último. Pero, destino, es que pareciera que no estás vivo, pues lo único que veo es la ausencia de tu abrigo.